Todos los músicos se mueven a través del escenario con sus instrumentos colgando del cuerpo e intervienen en sincronía, cerca de lo teatral, performático, ritual. En “American Uthopia”, espectáculo de David Byrne, la imagen es, además, limpia: no hay cables ni más escenografía que unas cortinas, y todos se visten igual.

Después de ver ese concierto, a Rodrigo Santa María (44), arquitecto, músico y escritor, le quedaron dando vueltas varias ideas. Tantas, que de ahí surgió buena parte de “Skené. Un lugar para ver y ser visto”, intervención que acaba de inaugurarse en el marco del Young Architects Program (YAP_Constructo), que dirigen Jeannette Plaut y Marcelo Sarovic.

“Al ver a Byrne, pensé en la idea de escenario democrático, en el que todos somos protagonistas y observadores, así como era en el anfiteatro arcaico, el primero: plataformas donde uno podía subirse a declamar, bailar, cantar, mirar, a hacer lo que quisiera. También me interesa mucho la idea de escenario público. Ese fue el primer concepto de esta intervención”, comenta Santa María, quien aterrizó sus ideas y compuso la estructura junto con Macarena Urzúa (51), su socia en Siglo 22 Arquitectos. En 2019, su proyecto ganó la novena versión del concurso YAP_ Constructo, pero la concreción de la obra demoró por la pandemia.

Ahora, “Skené” está emplazada en el Parque Araucano de Las Condes, hacia el sector que delimitan la esquina de Manquehue y Presidente Riesco. La intervención arquitectónica aparece, monumental, tras subir un camino empinado. Una grúa roja arma la historia: sostiene dos óvalos de metal, de los que cuelgan largas cortinas —de unos 16 metros— confeccionadas artesanalmente con hilos blancos de 5 milímetros de espesor, que por las noches serán iluminadas con luces led. Y el escenario se completa con una estructura de tablas rojas, a modo de foyer.

Al centro, apunta Santa María, puede ocurrir de todo: “Espero que esté lleno de niños jugando, que jóvenes se sienten a conversar, que los abuelos hagan lo que quieran. Lo veo como en un sueño. A medida que entras y cruzas las cortinas, el sueño se profundiza y se puede ser quien uno quiera ser. Lo veo, además, como un espacio que albergue la ficción. Eso me encanta, porque estamos muy lejos de la ficción en nuestras vidas. Tratamos de ser cada vez más realistas. Pero la ficción nos permite ser, sin prejuicios”.

Que Santa María y Urzúa hayan pensado en una participación tan activa de los públicos para “Skené”, es uno de los puntos que destacan Plaut y Sarovic, integrantes del jurado junto con Martino Stierli, curador de arquitectura del MoMA; Pippo Ciorra, curador sénior del MAXXI, y Smiljan Radic.

“Esta obra tiene la capacidad de activar nuestros sentidos —el tacto, inicialmente— al cruzar entre los hilos. Produce, además, un interior que es un espacio vibrante, en sintonía con el parque, la naturaleza. Y los hilos no solo reflejan luz, construyen también una sombra variable”, apunta Sarovic, y destaca también la escala vertical de “Skené”, porque acentúa la percepción que los espectadores tienen del lugar. Plaut comenta que en el marco del YAP_ Constructo “han aparecido, de manera muy estimulante, temas que por lo general no aborda la arquitectura tradicional. En este caso, se exploran nuevas propuestas para el espacio colectivo y la interacción ciudadana. Hoy más que nunca, necesitamos volver al espacio público y encontrarnos en él”.

Habituados a la figura de un director de orquesta hombre, que por lo general marca el tempo geométricamente y mueve los brazos con gran energía para indicar cada entrada, qué distinto resultó ver a Alejandra Urrutia (Concepción, 1975) frente a la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal, el viernes, en la primera fecha de la temporada: lo suyo está lejos del aspaviento, del resoplido o del ímpetu notorio. La directora se mueve suavemente, los pies bien puestos en el suelo; sus gestos redondeados se parecen más a una invitación que a una orden. Lo interesante es lo que consigue con esa economía de recursos: el conjunto sonó preciso y reactivo, y hasta poderoso, según dónde.

Urrutia eligió un programa, con el título “Mujeres”, que incluyó solo obras de los siglos XX y XXI —lo que lo hace único dentro de la oferta del Municipal para el 2023—, y abrió con el estreno en Chile de “Apu. Poema tonal para orquesta” (2017), de Gabriela Lena Frank, estadounidense con herencias lituana judía y peruana de origen chino. La pieza, sencilla en ideas y desarrollos, describe al espíritu que, según las creencias amerindias, habita los macizos andinos y que, travieso, vigila a los viajeros. Comienza con una frase juguetona presentada por el pícolo, las flautas y el clarinete bajo, que se repite varias veces, pero nunca igual, mientras la orquesta acompaña puntillosa. Las cuerdas toman de nuevo la misma idea para desembocar en el Haillí, el más extenso de los tres movimientos que se tocan sin interrupción, y que está pensado como una oración al apu. El final, animado y rítmico, acaba, sin embargo, quedo y meditativo.

Luego, la atractiva “Variaciones concertantes” (1953) del argentino Alberto Ginastera, en la que cada movimiento pone en protagonismo a un solista. Destacaron el chelo de la muy musical Olga Levkina, que introduce el nostálgico tema en el registro más alto del instrumento, junto al arpa de Yunhuan Chen, que imita las cuerdas abiertas de una guitarra, notas que le servirán al compositor para crear melodías y acordes en lo que sigue; Vilius Zaikin (viola), Alexander Abukhovich (violín) y José Miguel Reyes (contrabajo). Las variaciones destinadas a las maderas y los bronces se escucharon menos lucidas, amagadas por las cuerdas. La obra termina con un arrojado malambo a tutti, que arrancó entusiastas aplausos.

Después del intermedio, el “Concierto para orquesta” (1943-45) de Béla Bartók, tal vez donde músicos y directora pudieron desplegarse más a gusto. Redactado en el exilio del genio húngaro en Estados Unidos, se trata de una partitura que respira añoranza por la cultura magiar, pero en un estilo mucho menos vanguardista que su producción anterior. En esta entrega, bien pensada en sus velocidades y difíciles equilibrios, resaltaron el articulado Giuoco delle coppie y sobre todo el Finale. Pesante - presto, muy exigente para los violines y las violas, y sobre todo para la directora: los cambios de ánimo son súbitos y los de metro, frecuentes. El público agradeció con una justa ovación.

El novelista japonés Kenzaburo Oé, Nobel de Literatura 1994, murió a los 88 años, “de avanzada edad el 3 de marzo”, informó su editorial. Pacifista y antinuclear, Oé fue parte de una generación de escritores “profundamente herida” por la Segunda Guerra Mundial, “pero llena de esperanzas de un renacimiento”. Entre sus obras, se cuentan “Cuadernos de Hiroshima” (1965) y “Cartas a los años de nostalgia” (1997).

En reconocimiento a su trayectoria académica, sus características personales relevantes y su aporte a la sociedad, la Universidad de Aconcagua confirió el título de Doctora Honoris Causa a la destacada académica e investigadora española y exrectora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), Nekane Balluerka Lasa.

La solemne ceremonia se realizó el martes 7 de marzo en el salón de la sede Los Andes de la UAC, y contó con la presencia de las más altas autoridades del plantel, encabezadas por el presidente del Directorio, Jaime Duhart Aillón, además de académicos e invitados especiales, entre ellos, autoridades regionales y provinciales; además de una delegación de la UPV/EHU, integrada por su rectora, la Dra. Eva Ferreira García y dos académicas. Cabe consignar que, en sus más de 30 años de trayectoria, está fue la tercera ocasión en que la UAC entrega su máxima distinción, siendo la primera en que lo hace a una mujer.

En la oportunidad, la doctora Balluerka dictó la clase magistral “Mi vida universitaria: una concepción sistemático-existencial”, en donde, junto con realizar un recorrido por la que ha sido su vida en la academia y la investigación, marcó un punto en torno al aporte que las mujeres pueden y deben hacer en dichos ámbitos. “Estoy muy emocionada y agradecida por esta distinción que me ha entregado la Universidad de Aconcagua y muy orgullosa de pasar a ser parte de su claustro de doctores”, manifestó al cierre de su intervención.

Tras la solemne ceremonia, la Dra. Ferreira, rectora de la Universidad del País Vasco, no ocultó su satisfacción por el reconocimiento conferido a su colega por parte de la UAC: “Nekane Balluerka fue mi predecesora en la rectoría, es una excelente investigadora en el área de la metodología y la psicología, he trabajado muchos años con ella; y como rectora, como colega y como amiga, ha sido un gran honor acompañarla en un acto tan emocionante, y ver cómo le hacen este reconocimiento por la labor que ha realizado y por la colaboración que ha tenido siempre con la Universidad de Aconcagua y que como universidad, seguimos teniendo”, señaló.

La relación entre la universidad chilena y la española, una de las 400 mejores del mundo, según el prestigioso Ranking de Shanghái, se remonta al año 2014, formalizada a través de un convenio de colaboración y la participación de la UAC en la Red Latinoamericana de Posgrado, integrada por 17 universidades de 12 países.

Tras la actividad, el presidente del Directorio de la UAC, Jaime Duhart Aillón, destacó el enfoque que da la doctora Balluerka a su trabajo, en particular en la metodología de la investigación. “La concepción de nuestra doctora honoris causa en esta materia, en donde pone por delante los valores humanos, tiene muchas coincidencias con lo que estamos trabajando y pretendemos instalar en nuestra universidad, lo que resulta muy gratificante”, señaló.

Del mismo modo, el recientemente asumido, nuevo rector de la Universidad de Aconcagua, Marcelo Herrera Hueche, destacó la presencia de las máximas autoridades de la Universidad del País Vasco. “Ha sido un honor recibir a la delegación de la UPV/EHU, encabezada, ni más ni menos, por su rectora. Fue un encuentro de mucho provecho, donde pudimos compartir experiencias y explorar nuevas instancias de trabajo conjunto”, precisó.