Fue en abril de 2022. A un mes de haber asumido como ministro de Hacienda, Mario Marcel encargó a su equipo concretar una idea que le rondaba hace tiempo: buscar una alternativa que facilitara la entrega de beneficios sociales o aportes estatales a las personas y de este modo mejorar su experiencia usuaria, y que abarcara desde la entrega de subsidios monetarios a la entrega de recursos para comprar en el comercio.

Es así como se conformó un equipo liderado por la coordinadora de Microeconomía, Pilar Cruz, y la coordinadora de Modernización del Estado, Heidi Berner. La primera fue asesora del ministro cuando fue presidente del Banco Central, mientras que la segunda fue subsecretaria de Evaluación Social (2014- 2018).

El primer objetivo, cuentan en Hacienda, era generar una tarjeta, un plástico, que contuviera los aportes que el Estado realiza a las familias y, tras las primeras reuniones, el trabajo se fue orientando a desarrollar un mecanismo especial de transferencias en especies, como una forma de perfeccionar el aporte compensatorio de la canasta básica de alimentos, que se comenzó a pagar en mayo del año pasado.

Poco a poco, a medida que el proyecto iba tomando cuerpo se integraron otros organismos que posibilitaron que esta idea viera la luz en el llamado Bolsillo Familiar Electrónico anunciado por el Presidente Gabriel Boric la semana pasada. Se trabajó con el Ministerio de Economía, luego se sumó BancoEstado, pues a través de ellos el Instituto de Previsión Social (IPS) entrega la mayoría de los beneficios sociales. Más tarde se sumaron representantes del mismo IPS y del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

IPS y BancoEstado son claves en este proceso, ya que se busca aprovechar las respectivas trayectorias y cobertura, pues han estado a cargo del pago de las principales transferencias monetarias y de los beneficios sociales que ha efectuado el Estado. Por ejemplo, actualmente más del 80% de los beneficiarios del Aporte Canasta Básica Protegida —correspondiente a las cargas del Subsidio Único Familiar, la Asignación Familiar o que sean parte del Subsistema de Seguridades y Oportunidades— reciben el beneficio desde el IPS a través de transferencias a la cuenta RUT. Y si se suma a aquellos que reciben pago presencial y que poseen cuenta RUT u otro medio de pago en BancoEstado, la cobertura alcanza a más de un 98%.

Adicionalmente, se recogió la experiencia de otros países que realizan transferencias en especies o monetarias que solamente pueden ser utilizadas en determinado tipo de bienes. Uno es el caso de Uruguay, a través de la Tarjeta Uruguay Social, creada en 2006, que permite comprar alimentos y otros bienes básicos, tales como vestuario y gas.

En Estados Unidos, en tanto, existe una experiencia similar con el Supplemental Nutrition Assistance Program. Creado hace más de 50 años, ha evolucionado desde la entrega de cajas con alimentos al uso de medios electrónicos. El beneficio también es entregado a través de una tarjeta plástica y puede ser utilizado en el consumo de ciertos tipos de alimentos y en un determinado grupo de comercios, los cuales deben postular para poder ser partícipes del programa.

En Hacienda explican que el Bolsillo Familiar Electrónico subsana algunas limitaciones que se observan en programas similares en el resto del mundo, donde, por ejemplo, se opera sobre puntos de ventas especiales y los comercios deben postular.

Para el caso de Chile, se pretende que el Bolsillo Familiar Electrónico, al utilizar una red abierta, incluya todos los puntos de comercio que pertenezcan al rubro de los alimentos y acepten el uso de tarjetas de débito como medio de pago, incluidos las ferias libres y los locales de abarrotes de los vecindarios. Por ello, facilita y mejora la experiencia de las personas al recibir este beneficio estatal, que consiste en un aporte de $13.500 por carga y que se entregará desde mayo hasta diciembre de 2023 vía depósito en la cuenta RUT, pero como un monto paralelo, separado, que cubrirá hasta un 20% del valor de cada compra que el beneficiario pague con el medio electrónico respectivo, con un tope correspondiente al saldo disponible en su Bolsillo Familiar Electrónico.

Las estimaciones indican que cerca de 3 millones de personas recibirán este aporte, quienes componen aproximadamente 1,5 millones de hogares, actuales beneficiarios del Aporte Canasta Básica Protegida.

“A través de este aporte, se busca cubrir el alza que estos bienes han experimentado en sus precios producto de la presión inflacionaria”, indica el proyecto de ley que impulsa medidas para la seguridad económica, el cual llegó el martes al Senado para su tramitación legislativa.

La iniciativa señala que le corresponderá al IPS el pago de este aporte mensual a través de medios electrónicos, generando este producto bancario, y para tales efectos, “el IPS podrá celebrar convenios con una o más entidades públicas o privadas”, entre las que incluye a BancoEstado. Sostiene que la aplicación de este “bolsillo”, es decir, los casos y forma en que se efectuará el pago, se definirá en un reglamento posterior y que la supervigilancia y fiscalización del otorgamiento y pago del aporte regulado será resorte de la Superintendencia de Seguridad Social.

Aun así, el proyecto contempla que, en los últimos tres días hábiles de cada mes, el beneficiario o beneficiaria podrá utilizar el aporte para compras en el comercio hasta el total de su saldo disponible; y si hubiere un saldo, se podrá acumular para los siguientes meses.

En Hacienda comentan que el ministro está particularmente satisfecho con la materialización de este mecanismo, pues abarca varias áreas más allá de las transferencias propiamente tal. Por un lado, amplía el impacto del gasto social, debido a que promueve, por un lado, la digitalización de la economía, y también permite seguir profundizando y ampliando la educación e inclusión financiera. Por otro lado, la creación de este mecanismo, agregan en Hacienda, tiende a elevar los estándares de seguridad en las transacciones e incentivar a que los comercios operen con transacciones digitales, participando en la red de adquirencia.

La percepción es que, en el corto plazo, el Bolsillo Familiar Electrónico permitirá entregar beneficios más específicos, como el consumo de productos alimenticios, y proporcionar un alivio a las familias, mediante un complemento al valor de la compra.

Durante décadas, Alemania lideró el mercado de los autos de combustión. Ahora se enfrenta a un año decisivo en la búsqueda de mantener una ventaja en la era de los vehículos eléctricos.

La economía más grande de Europa está bajo una presión creciente para remodelar fábricas de la era de los combustibles fósiles que emplean a decenas de miles de trabajadores, en una carrera por el liderazgo en tecnología limpia con Estados Unidos y China.

Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW lanzarán varios modelos nuevos en los próximos meses que funcionan con baterías, un paso que será fundamental para demostrar que pueden comenzar a reducir la brecha con Tesla de EE.UU. y BYD de China, los dos líderes en ventas de vehículos eléctricos.

La última amenaza ha surgido en EE.UU., donde el Presidente Joe Biden está atrayendo a los proveedores de vehículos eléctricos con US$ 370 mil millones en subsidios de tecnología limpia por la Ley de Reducción de la Inflación.

Los créditos fiscales que incentivan el ensamblaje de celdas y paquetes de baterías sugieren que EE.UU. tiene el potencial de convertirse en el lugar más rentable del mundo para la producción, según analistas de la Compañía de Asesoramiento Financiero Global UBS.

Cada día son más fuertes las exigencias en Alemania y la Unión Europea para que respondan del mismo modo. En el marco de la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos esta semana, varios líderes europeos han exigido subsidios más agresivos en casa.

El canciller alemán Olaf Scholz no ha sido parte del grupo que demanda estos subsidios a nivel UE, a pesar de que es Alemania el líder en la industria automotriz de esa región. La industria automotriz emplea a unas 786.000 personas en Alemania y es la más grande del país en términos de inversiones, ventas y exportaciones. Cualquier contratiempo para los fabricantes de automóviles de la nación y sus proveedores repercutiría en toda la economía alemana en general.

En una entrevista con el medio Bloomberg, Scholz adoptó un tono conciliador y dijo que su gobierno aprecia y apoya ampliamente lo que Biden está tratando de lograr, y está “trabajando muy duro para evitar una guerra comercial”. Eso es comprensible, dada la dependencia de Alemania de las exportaciones.

La semana pasada Berlín prometió 1.000 millones de euros adicionales para proyectos de baterías como parte de un paquete más grande de ayudas en Europa, pero aún lejos de lo que ofrece Estados Unidos.

B12, B13, B14, B15, B16 y en cuerpo de Reportaje contraportada página 12