Los estadounidenses acaban de cerrar una tensa campaña que evidenció las fuertes divisiones políticas en el país y que determinará cuál de sus dos principales partidos políticos controla el Congreso. Los oficialistas corrían con desventaja, según los primeros resultados, en unos comicios legislativos que no son solo clave para la agenda del Presidente Joe Biden, sino que también pueden servir de plataforma electoral para el exmandatario Donald Trump, quien respaldó a decenas de candidatos.

Más de 40 millones de estadounidenses votaron anticipadamente en las elecciones de mitad de mandato —conocidas como midterms—, lo que dejó a unos 180 millones que debían votar ayer. La jornada transcurrió sin mayores incidentes, pese a la enorme cantidad de personas y a un intenso escrutinio en medio de denuncias falsas de fraude y teorías conspirativas sobre cómo se emiten y cuentan las papeletas.

Durante esta madrugada, los primeros resultados mostraban que los republicanos habían ganado 147 de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 15 de los 35 del Senado (un tercio del total de sus asientos estaban en disputa). Los demócratas, en tanto, se quedaban con 84 en la Cámara Baja y 7 en la Alta. En términos reales, eso significaba que los opositores le arrebataban cuatro escaños en la Cámara de Representantes, mientras que la situación en el Senado se mantenía sin cambios.

Las encuestas y analistas pronosticaban una muy mala noche para los demócratas, pues se creía que los republicanos se quedarían con la Cámara y, tal vez, con el Senado. Sin embargo, anoche los medios locales planteaban que los opositores no estaban teniendo tan buen desempeño como se creía, excepto en Florida. De todas formas, The New York Times preveía anoche que la Cámara se inclinaba hacia los republicanos y que el control del Senado estaba todavía en el aire.

Algunas de las carreras más disputadas se dieron en Arizona, Michigan, Wisconsin, Nevada, Pensilvania y Georgia. En los últimos tres de esos estados, demócratas y republicanos se enfrentaban en una dura contienda por el escaño del Senado, que podrían determinar quién controla la Cámara Alta.

“Necesitamos que todos se pongan manos a la obra para elegir a los demócratas”, tuiteó Biden ayer. El Presidente tiene más que un mero interés democrático en que los estadounidenses participen en el proceso: las elecciones determinarán si la agenda del mandatario avanza en los dos años de mandato que le quedan o, por el contrario, se queda estancada en un Legislativo controlado por la oposición.

Además, si los republicanos controlan al menos una cámara del Congreso podrían impulsar investigaciones contra el mandatario o complicar el aumento del techo de la deuda.

Si los opositores tienen un resultado especialmente bueno podría crecer la presión para que Biden no se presente a la reelección en 2024. Trump, por su parte, podría intentar aprovechar los avances republicanos para presentar oficialmente otra campaña presidencial durante su “grandísimo anuncio” en Florida la semana que viene, aseguró The Associated Press.

Biden no hizo declaraciones públicas, pero se pasó la noche llamando por teléfono para felicitar a los candidatos demócratas declarados ganadores. El lunes, a su regreso a la Casa Blanca tras su último acto de campaña, el mandatario dijo que creía que su partido ganaría el Senado, pero admitió que “la Cámara de Representantes es más difícil”.

En la vereda contraria, los republicanos encararon la jornada con optimismo y apostaron en que su mensaje centrado en la economía, los precios de la gasolina y la delincuencia movilizará al electorado en un momento de inflación disparada y violencia en alza.

“Tendremos una gran noche. Será muy emocionante de ver”, dijo Trump al votar en Palm Beach, Florida. En tanto, el representante republicano de Minnesota, Tom Emmer, manifestó que estos comicios son “un referéndum sobre la incompetencia de este gobierno”.

Los analistas destacan que la figura de Biden es clave en las legislativas y que estas son un plebiscito sobre su gestión. “Esta elección es un referéndum sobre la administración de Biden y el control demócrata del Congreso de EE.UU., así como un referéndum sobre el estado de la economía”, dijo a “El Mercurio” Mark Jones, politólogo de la Universidad de Rice.

Jennifer Victor, experta en elecciones de la George Mason University, concuerda en que la economía fue un factor determinante para los estadounidenses a la hora de decidir su voto. “Si bien algunos indicadores económicos han sido sólidos y, en general, la recuperación económica de EE.UU. después de la pandemia ha sido buena, la alta inflación es algo que todos sienten y que a nadie le gusta. Esta es una marca en contra de los demócratas en las elecciones porque, lo merezcan o no, el partido en el poder asume la culpa de las condiciones económicas”, dijo a este diario.

Mientras los republicanos centraron su mensaje en la economía, los demócratas basaron su campaña en temas como el derecho al voto, la protección del acceso al aborto y la asistencia social.

Sistema electoral

Aunque transcurrió con tranquilidad, la jornada de ayer estuvo marcada por las dudas de grupos de votantes, especialmente republicanos, sobre la legitimidad del sistema electoral del país.

Algunas dudas siempre han existido, pero la situación se volvió crítica tras las elecciones presidenciales de 2020, que Trump y varios de sus seguidores se niegan a reconocer hasta el día de hoy. No hay pruebas de fraude generalizado ni de manipulación de máquinas de voto en esos comicios y todas las revisiones exhaustivas en estados donde Trump presentó impugnaciones confirmaron la victoria de Biden.

“Las elecciones estatales y locales tienen planes de contingencia para que los votantes puedan tener confianza en nuestras elecciones”, afirmaron ayer funcionarios electorales en un comunicado de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado y la Asociación Nacional de Directores de Elecciones Estatales.

No obstante, eso no evitó que grupos conservadores y republicanos reclutaran observadores y trabajadores electorales locales para el día de las legislativas. Algunas personas incluso se ubicaron cerca de buzones electorales en varios estados con armas a la vista, vistiendo equipo antibalas y con el rostro oculto por máscaras.

Trump se sumó a los cuestionamientos ayer, al destacar los problemas que se informaron en algunas máquinas de votación en el condado de Maricopa, en Arizona. “¿Aquí vamos de nuevo? Las personas no lo aguantarán!!!”, escribió en la red social Truth Social. Ese condado reportó ayer que alrededor del 20% de los locales de votación tuvieron problemas. Sin embargo, la portavoz del departamento electoral, Megan Gilbertson, dijo que eran dificultades menores que no habían entorpecido el proceso.

“Cuando alguien desconfía del proceso de votación es porque no le gustan los resultados. Yo creo que es un proceso seguro”, dijo a EFE Meredith, una votante de Atlanta.

La más cara

Estimaciones señalan que se gastaron más de US$ 16.700 millones en la campaña, lo que convierte a estas en las midterms más caras de la historia de EE.UU.

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Hace casi dos años que dejó la Casa Blanca, pero Donald Trump no tiene ninguna intención de dejar de ser una figura central en la política estadounidense. En el que fue su último mitin con votantes antes de las elecciones, el lunes por la noche, el expresidente (2017-2021) se mantuvo fiel a su estilo polémico e incendiario y lanzó duras críticas contra el actual mandatario, Joe Biden, el sistema electoral y judicial, volvió a insistir en que fue víctima de un “fraude electoral” en 2020, e hizo un importante guiño a un posible lanzamiento de su campaña presidencial para 2024.

Desde Ohio, y frente una gran multitud de seguidores, el republicano apuntó sus dardos contra Biden y los demócratas, a quienes acusó de generar problemas como la crisis migratoria en la frontera sur y el aumento de la criminalidad en varias ciudades del país, además de asegurar que con los republicanos en control del Congreso su partido va a “detener” esas situaciones. A su vez, criticó con dureza a la líder de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a quien calificó como un “animal” por haber impulsado dos juicios políticos en su contra cuando era Presidente por “absolutamente nada”.

Al mismo tiempo, Trump cargó contra Biden al calificarlo como alguien “cognitivamente deteriorado”, y asegurar que con el demócrata como Presidente, EE.UU. se ha convertido en una “nación en declive”. “Somos un país que ya no es respetado o escuchado en ninguna parte del mundo. Somos una nación que en muchos sentidos se ha convertido en un chiste”, lanzó el expresidente, quien llamó a los votantes a darles una “derrota humillante” a los demócratas en las elecciones de ayer para “salvar nuestros derechos y libertades”.

Sumado a ello, el mandatario volvió a poner en cuestionamiento el resultado de las elecciones de 2020, al señalar, nuevamente sin pruebas, que “yo postulé dos veces (a la Presidencia), y gané dos veces. Y me fue mucho mejor la segunda vez que la primera vez”. Además, el mandatario tuvo críticas contra el sistema judicial por las investigaciones en su contra por temas como su presunto intento de interferir en los comicios pasados, o la sustracción de archivos clasificados de la Casa Blanca de manera ilegal, al señalar que es víctima de una “cacería de brujas” de parte de un “Departamento de Justicia que ha sido armado y un FBI que ha sido armado (…) totalmente violando mis derechos, con un trato a un Presidente nunca antes visto”.

Pero entre todas sus críticas y acusaciones, en un discurso que duró más de hora y media y en el que apenas se refirió a los candidatos republicanos que lo acompañaron en el escenario, el mandatario hizo un importante guiño electoral al señalar que hará un “gran anunció” el próximo 15 de noviembre en Mar-a-Lago, Florida, donde reside. Esto fue visto en EE.UU. como un adelanto del lanzamiento de una eventual campaña presidencial para 2024, a la que se prevé que el exmandatario se postule para intentar volver a la Casa Blanca.

Incluso, medios locales aseguraron que Trump tenía decidido hacer el anuncio oficial el lunes, pero fue convencido de no hacerlo por asesores y otros miembros de la oposición debido a que tal anuncio podría impulsar el voto demócrata en las elecciones de ayer. Aún así, se especula con que el exmandatario estaría ansioso por dar a conocer prontamente su campaña, para así ganar ventaja desde temprano sobre otros posibles precandidatos republicanos para la nominación presidencial, entre ellos Ron DeSantis, una de las figuras ascendentes del partido y que ayer fue reelecto como gobernador de Florida con grandes victorias en varios condados del estado, entre ellos el de Miami-Dade, que llevaba dos décadas inclinándose a favor de los candidatos demócratas a la gobernación.

“La participación de Trump en el mitin de Ohio fue básicamente un acto de campaña pensando en 2024. No dio espacio a nadie que no fuera él mismo, se dedicó a repasar sus cuatro años de Presidencia y a decir que es una víctima de todo lo malo que le está ocurriendo, e hizo un intento clarísimo de demostrar que él sigue siendo la figura central del Partido Republicano”, explicó a “El Mercurio” el politólogo Jeffery Jenkins, experto en política estadounidense de la Universidad del Sur de California, para quien “no hay dudas” de que el “gran anuncio” de Trump será sobre su postulación a la Presidencia.

En ese sentido, el politólogo Stephen Craig, de la Universidad de Florida, asegura que “Trump hoy por hoy está mejor posicionado que cualquier otro gran nombre del Partido Republicano, y sabe que un buen resultado en las elecciones de hoy (ayer) para el Congreso y gobernaciones pueden dejarlo aún mejor posicionado si planea enfrentarse a Biden o quien sea el próximo candidato demócrata para 2024”.

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Estados Unidos continuará con la lucha climática independientemente del resultado de las elecciones legislativas, aseguró en la COP27 John Kerry, el enviado especial para el clima del Presidente Joe Biden.

“La mayor parte de lo que estamos haciendo no puede ser cambiado por nadie que venga luego (...) El mercado ha tomado su decisión sobre lo que tenemos que hacer para responder a la crisis climática”, añadió.

La gran obra legislativa de Biden ha sido su “Ley de Reducción de la Inflación”, con US$ 370.000 millones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% para 2030. Ningún republicano votó a favor de esa ley, que a su juicio ni hace bajar la inflación ni asegura el futuro energético del país.

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10.000

funcionarios electorales

velaron por la integridad de las elecciones de mitad de mandato en EE.UU, según la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA). La directora de CISA, Jen Easterly, explicó que esos funcionarios cuidaron, tanto a nivel estatal como local, de que “se cuenta cada papeleta válida y que los resultados oficiales son contados de forma rigurosa y se informa de ellos”. Un funcionario de CISA, citado por CNN, indicó que su agencia no vio “ninguna amenaza específica o creíble para perturbar la infraestructura electoral”.

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