“SOSTENIBILIDAD Y NEGOCIOS”, PRESENTADO POR ACCIONA

La realidad habla por sí sola: las fuertes sequías en África y Latinoamérica, las inundaciones en Asia, las olas de calor extremo en Europa y los intensos y recurrentes huracanes en el Caribe son solo una muestra de un escenario medioambiental cada vez más complejo y amenazante.

Ante este panorama, se hace urgente tomar medidas para enfrentar la llamada triple crisis planetaria: cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad.

En relación con el cambio climático, por ejemplo, el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) ya dijo en su informe de 2021 que el calentamiento global es generalizado, avanza con rapidez y se intensifica en todas las regiones de la Tierra.

“Además de ello, se deja en claro que es indiscutible la influencia de la actividad humana en este proceso de cambio, por tanto es fundamental transitar hacia economías bajas en carbono, más resilientes, con medidas que reduzcan de manera sustancial y sostenida la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) para frenar la contaminación atmosférica y así estabilizar la temperatura media mundial en el plazo de dos o tres décadas”, advierte Alberto Pacheco Capella, director de la Oficina Sub-Regional para el Cono Sur de América Latina y representante para Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Esto último resulta clave, ya que a menos que las emisiones de GEI disminuyan de manera inmediata a gran escala, limitar el calentamiento global a 1,5 °C, como lo propone el IPCC, será un objetivo inalcanzable. Es más, si seguimos tal cual estamos, se pronostica que a esa fecha llegaremos a 2,7 °C, lo cual no solo es frustrante, sino también crítico.

Encuentro en Egipto

Para hacer frente a esta urgencia, gobernantes y representantes de distintos sectores se reunirán entre el 6 y 18 de noviembre en la versión número 27 de la Conferencia de la Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), que se desarrollará en la ciudad de Sharm El-Sheikh, en Egipto.

“Estamos en un momento en que tenemos que detener las emisiones y empezar radicalmente a disminuirlas, mientras al mismo tiempo restauramos la naturaleza y aumentamos su capacidad de secuestrar esos gases de efecto invernadero de vuelta a los ciclos naturales. Ese tema será clave en el próximo encuentro de la COP27”, dice Gonzalo Muñoz, chairman del Board de Climate Champions en UNFCCC (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) y cofundador de empresas como Manuia, TriCiclos y Sistema B.

Una opinión que comparte José Luis Blasco, director global de Sostenibilidad de ACCIONA: “Es crítico que los gobiernos se comprometan a fijar y cumplir sus sendas de reducción de emisiones. Pero además de mitigar, debemos trabajar sin descanso para adaptarnos a los efectos del cambio climático y garantizar que todas las personas tengan acceso a soluciones que los protejan de estos impactos”, señala.

Para Margarita Ducci, directora ejecutiva de Red Pacto Global Chile, es fundamental que en la próxima conferencia los líderes, en colaboración con científicos de todo el mundo, puedan llegar a acuerdos relacionados con la producción agropecuaria, la agroecología, negocios y mercados de carbono, la generación de energías limpias, inversiones sostenibles, economía circular, electromovilidad, gestión del agua, adaptación a los efectos del cambio climático y políticas públicas en esa línea.

“Según el último informe IPCC, actualmente contamos a nivel global con la capacidad en todos los sectores para reducir al menos a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al 2030. Sería sumamente importante que los líderes mundiales en la COP27 tengan la voluntad de llegar a acuerdos que se materialicen efectivamente en los próximos años”, opina Ducci.

Metas más ambiciosas

Se estima que la COP27 será también una prueba de la determinación de los países de acordar nuevas formas de colaboración e incrementar la ambición colectiva. “Será, a su vez, un desafío a la puesta en marcha de la acción climática por parte de los gobiernos y los actores no estatales, y el modo de evaluar las acciones concretas de los países en la implementación del Acuerdo de París, respondiendo efectivamente a la ciencia”, sostiene Pacheco Capella, del PNUMA.

De acuerdo a los expertos, es oportuno también que en la conferencia se evalúen los avances en todos los pilares del Acuerdo de París y se aborden temas como financiación de objetivos climáticos, medidas de adaptación, respuestas a pérdidas y daños, y reducción de emisiones.

“Se hace imperativo acelerar el paso para combatir con decisión el cambio climático y tomar acuerdos más drásticos que impulsen a la acción. Las negociaciones de la ONU se basan en el consenso y alcanzar un acuerdo requerirá la participación inclusiva y activa de todas las partes interesadas. Será un momento para que los países cumplan sus promesas para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, y la aplicación del llamamiento del Pacto de Glasgow para revisar la ambición en las NDC”, añade Margarita Ducci.

El representante del PNUMA concuerda en que se trata de una oportunidad para dar forma a las narrativas políticas generales para el clima global, “señalando claramente que la acción colaborativa es clave para controlar la triple crisis planetaria, que la acción climática es la respuesta al desafío de la resiliencia global en materia de energía, alimentos y naturaleza, y que se debe destrabar una nueva escala de financiación para ofrecer vías de desarrollo alineadas con el clima en esta década”, plantea.

Además, el hecho de que este encuentro se celebre en Egipto será muy relevante, ya que el continente africano es uno de los que se han visto más afectados por los embates de la crisis climática. Eso, sumado a que concentra un porcentaje muy grande de la población mundial y en donde los índices de pobreza son abrumadores.

“El relato que se intenta colocar en la COP de África es justamente el de la importancia de actuar para proteger a esos grupos más vulnerables, los aspectos de solidaridad, de justicia ambiental. La COP27 tiene, por lo tanto, un componente muy fuerte de adaptación y resiliencia”, dice Gonzalo Muñoz.

La pasada COP26 anticipó la urgencia de concretar de qué manera haremos frente a las necesidades crecientes de adaptación al cambio climático, especialmente en aquellas naciones más vulnerables y con menores recursos económicos. “Los países han asumido compromisos significativos de financiación de la transición que deben articularse y concretarse si esperamos que sean creíbles por parte de todos”, sostiene José Luis Blasco, de ACCIONA.

El rol de los privados

Un tema importante en la cita en Sharm El-Sheikh será el cómo se llevan a la práctica, a través de acciones concretas, los compromisos adoptados por los gobiernos, ciudades, empresas, entidades financieras, etc.

Cuando se trata de abordar los desafíos asociados al cambio climático con el nivel de urgencia que se requiere, “el sector privado y las empresas tienen un papel clave”, señala Gonzalo Muñoz.

“En la COP27 se darán ejemplos de lo que se está haciendo en diferentes ámbitos y de qué manera esos casos pueden escalar y replicarse en distintas partes del mundo. Eso el sector empresarial lo puede hacer con mucha rapidez respecto de lo que pueden lograr las naciones, que a veces tienen procesos mucho más lentos de implementación”, agrega Muñoz.

En esa misma línea, José Luis Blasco plantea que “el sector privado ha tenido históricamente un rol en materia de innovación y transformación con el que se encuentra cómodo y que ahora resulta crucial para poder abordar los retos que tenemos por delante”.

Los especialistas esperan que en la conferencia se active un verdadero “loop de ambición”, es decir, que todos los compromisos y acciones desde el sector empresarial ayuden a que los países aceleren su ambición climática, y de esa manera vayan subiendo las expectativas de unos y otros, y se vayan retroalimentando el sector privado y gobiernos centrales a través de alianzas público-privadas.

La ruta de Chile

Hay países que han demostrado un compromiso claro con la descarbonización de su economía y que pueden servir como referentes. Un ejemplo es Noruega, donde el Parlamento aprobó un plan para conseguir la neutralidad climática en el 2030. O Suecia, cuyas emisiones de CO2 por unidad de PIB (3,8 toneladas) están muy por debajo del promedio de la OCDE, de 9,2 toneladas.

Si bien Chile aún está lejos de estos estándares, los especialistas sostienen que vamos por buen camino. Margarita Ducci, de Red Pacto Global Chile, destaca que nuestro país llegará a la COP27 mostrando avances de gobernanza en materia medioambiental, la Ley Marco de Cambio Climático, el Plan de Descarbonización para 2040 y la Estrategia Nacional de Electromovilidad.

Y no solo planificación, sino también acciones concretas en el proceso de descarbonización, generación de energías renovables, movilidad eléctrica y reducción de emisiones, debido al compromiso creciente del sector productivo y de una mayor sensibilización de la ciudadanía.

“Además, Chile firmó el Tratado de Escazú y se está reorganizando la gobernanza del agua, centrada en el Ministerio del Medio Ambiente, debido a la grave crisis hídrica que sufre el país”, menciona Ducci.

Esta decidida política en acción climática se ve reflejada en reconocimientos como el rol clave que Naciones Unidas le asignó a la ministra del Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, en la próxima reunión de la COP. Ella junto a su par alemana liderarán el grupo que analizará las “pérdidas y daños” provocados por la crisis climática.

ACCIONA busca convertirse en una compañía Net Zero

Si bien ACCIONA es una compañía neutra en carbono desde 2016, ahora su meta es convertirse en empresa Net Zero al 2040, en línea con lo requerido por la iniciativa de The Climate Pledge.

“Para eso, nos hemos fijado objetivos muy ambiciosos de descarbonización de nuestras operaciones que nos obligan a reducir nuestras emisiones en un 60% para los alcances 1 y 2, y un 47% para el alcance 3”, dice José Luis Blasco. Y añade que, para lograrlo, están desarrollando alianzas con su cadena de valor que implican cocrear soluciones descarbonizadas a nivel de maquinaria o materiales, que representan la mayor parte de sus emisiones.

“En 2021, ACCIONA evitó la emisión de 13 millones de toneladas de CO2 gracias a sus activos de energía renovable y 1,8 millones de toneladas solo en Chile. Pero nuestro objetivo es descarbonizar plenamente nuestra actividad, de modo de generar a futuro un impacto neto positivo en el planeta”, finaliza Blasco.

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