No debemos asumir que los endulzantes son seguros hasta que se demuestre lo contrario. Por ahora, el consejo es tener precaución”.

Eran Elinav

Inmunólogo e investigador del Instituto Weizmann de Ciencias

Más de siete años de investigación le tomó a un equipo de científicos de Israel descubrir el impacto de los endulzantes en el cuerpo humano.

Desde hace más de 200 años estos productos han prometido brindar la misma dulzura del azúcar, pero sin aportar las calorías ni otros efectos dañinos para el organismo.

Pero un grupo de académicos del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel) acaba de publicar un estudio en el que desafían esta noción y demuestran dos consecuencias de su consumo: los endulzantes, como la sacarina, alteran el microbioma humano y la respuesta del organismo a la glucosa, concluye la investigación.

Estos resultados se publicaron ayer en la prestigiosa revista Cell. “Creo que con estos hallazgos necesitamos crear conciencia sobre el hecho de que los edulcorantes no nutritivos no son inertes para el cuerpo humano como creíamos originalmente”, dice a “El Mercurio” Eran Elinav, inmunólogo e investigador sobre microbioma del Instituto Weizmann de Ciencias y líder del nuevo trabajo.

En 2014, Elinav y su equipo ya habían demostrado que este tipo de edulcorantes afectaban al microbioma de los ratones y sus respuestas glucémicas, por lo que quisieron saber si el mismo efecto ocurría en las personas. Y eso fue exactamente lo que comprobaron.

Cambio negativo

Los investigadores evaluaron a más de 1.300 personas y eligieron una cohorte de 120 individuos en seis grupos: dos de control y cuatro a los que dieron aspartamo, sacarina, estevia y sucralosa.

Todos consumieron cantidades bajas, muy inferiores a las permitidas por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA).

Al final, los investigadores descubrieron que las personas en todos los grupos que tomaron los edulcorantes experimentaron cambios en la composición y la función de sus microbios intestinales.

“Este estudio lo que nos dice es que cuando se usan edulcorantes hay un cambio negativo en la microbiota, porque hay una disminución de las bacterias que necesitamos para que nuestros sistemas funcionen correctamente”, comenta Sylvia Cruchet, médico especialista en gastroenterología y nutrición y profesora del INTA de la U. de Chile.

“Y esto es negativo porque hoy sabemos que la microbiota tiene funciones importantísimas en el sistema inmune, gastrointestinal, pulmonar, etc.; es decir, cuando hay un desbalance en la microbiota, el organismo responde peor a las agresiones”, añade la experta.

Juan Carlos Vega, nutriólogo de Clínica Las Condes, agrega: “Sabemos que los endulzantes pueden generar inflamación, lo que puede provocar el desbalance en las bacterias. A la vez, vemos que cuando los pacientes tienen bacterias intestinales en una proporción saludable hay menos enfermedad, en comparación con los que presentan las alteraciones de microbiota”.

El equipo investigador encontró además que específicamente la sacarina y la sucralosa afectaban significativamente la tolerancia a la glucosa en adultos sanos.

Gran impacto

Elinav asegura que este hallazgo no es menor, porque “puede llevar a las personas a un riesgo de diabetes”. Sobre este punto, Jean Camousseight, nutriólogo de Clínica Dávila, dice: “Lo que se descubrió es que la respuesta del cuerpo al edulcorante es la misma que tenemos al azúcar. Si una persona tiene resistencia a la insulina, efectivamente puede llevarlo a la diabetes”.

El doctor Vega agrega: “El hecho de que se afecte la tolerancia a la glucosa quiere decir que se provoca una secreción elevada de insulina en el cuerpo, lo que se asocia a enfermedades como síndrome metabólico, resistencia a la insulina y síndrome de ovario poliquístico”.

Los autores de la nueva investigación creen que es necesario realizar más estudios para seguir entendiendo el impacto de los edulcorantes en la salud humana, a la vez que se limita su consumo como una forma de prevención (ver recuadro).

“Mientras avanza la investigación, debemos seguir buscando soluciones a nuestro antojo de dulces, evitando principalmente el azúcar, que es claramente más dañina para nuestra salud”, puntualiza Elinav.

Consumo moderado

Al ser consultados sobre la recomendación respecto del consumo de endulzantes, todos los entrevistados coinciden: lo mejor es reducirlos al máximo. “El consejo es ocuparlos lo menos posible, ojalá quitarlos”, dice el doctor Camousseight.

Sin embargo, los médicos también aclaran que las personas que presentan diabetes deben preferir estas sustancias en lugar del azúcar, aunque el consumo también debe ser con precaución.

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La NASA identificó trece regiones candidatas para el próximo alunizaje humano con el programa Artemis, que hacia mitad de esta década prevé llevar una tripulación al satélite terrestre tras más de medio siglo. Además, el objetivo es aterrizar en el misterioso polo sur lunar.

Según informó ayer la agencia espacial estadounidense, las trece regiones identificadas para el aterrizaje de la misión Artemis III, que transportará a la primera mujer y a la primera persona afroamericana que pisen la Luna, posiblemente en 2025, contienen cada una “múltiples lugares potenciales de alunizaje”.

Las regiones seleccionadas (cada una mide unos 15 por 15 km) se caracterizan por que permitirán un aterrizaje seguro, tras tomar en cuenta aspectos “como la pendiente del terreno, la facilidad de comunicación con la Tierra y las condiciones de iluminación”, según precisó la NASA.

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Cerca de la mitad de los cánceres en el mundo se debe a un factor de riesgo determinado, y el tabaco y el alcohol son los primeros en la lista, según un gran estudio publicado en la revista The Lancet que también sitúa a la obesidad como otra causa importante.

La investigación, liderada por la Universidad de Washington (EE.UU.), analiza el impacto que tienen 34 factores de riesgo sobre la salud y mortalidad provocada por 23 tipos de cáncer, que fueron responsables de 4,45 millones de muertes en todo el mundo en 2019.

“Según nuestro análisis, el 44,41% de las muertes por cáncer en el mundo (...) puede ser atribuido a un factor de riesgo determinado”, considera el informe, que forma parte de un proyecto mundial llamado Global Burden of Disease.

Miles de investigadores en todo el mundo participan en este vasto proyecto, financiado por la Fundación Bill Gates, y cuyo objetivo es profundizar el conocimiento en torno a los factores de riesgo de cáncer por regiones.

Según las estadísticas, el número global de muertes por cánceres relacionados con factores de riesgo aumentó en 20,4% entre 2010 y 2019. De todos ellos, el tabaco es el primer factor que favorece el cáncer (33,9%), seguido del alcohol (7,4%) en todo el planeta.

Sin embargo, alrededor de la mitad de los cánceres no es atribuible a un factor de riesgo determinado. “Este estudio muestra que el cáncer sigue siendo un importante desafío para la salud pública y que está creciendo en magnitud en todo el mundo. Fumar sigue siendo el factor de riesgo principal para el cáncer a nivel mundial”, subraya el coautor de la investigación, Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la U. de Washington.

El experto asegura que las conclusiones pueden ayudar a “autoridades e investigadores” a “identificar factores de riesgo clave” sobre los que pueden “dirigir sus esfuerzos” para reducir la mortalidad y mejorar la salud de pacientes “a nivel global, nacional y regional”.

En el período analizado, el 36,9% de todas las muertes atribuibles a factores de riesgo a nivel global, tanto en hombres como en mujeres, estuvo causado por el cáncer de pulmón, de tráquea y de bronquios, relacionados todos ellos con el tabaquismo.

Les siguen para los varones el cáncer de colon (13,3%), de esófago (9,7%) y de estómago (6,6%); mientras que en mujeres sobresalen el cáncer de cuello uterino (17,9%), de colon y recto (15,8%) y el de mama (11%).

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La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) recomendó este viernes el uso intradérmico (debajo de la capa superior de la piel) de la vacuna Imvanex contra la viruela del mono, en lugar de como inyección subcutánea (debajo de la piel), con el objetivo de usar una dosis más pequeña y vacunar así a más personas.

El regulador europeo consideró que, dado el suministro limitado actual de la vacuna —que está autorizada en la Unión Europea (UE) como dosis subcutánea—, se recomienda su uso como inyección intradérmica para “usar una dosis más pequeña” del preparado. Esta recomendación es una “medida temporal para proteger a las personas en riesgo durante el brote actual de viruela del mono mientras el suministro de la vacuna siga siendo limitado”.

La comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, señaló que “la recomendación (…) permitirá vacunar a cinco veces más de personas con el suministro de vacunas que tenemos”.

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El cambio climático afecta y pone en dificultades a los abejorros, según advierten investigadores británicos que estudiaron la evolución física de estos insectos polinizadores durante más de un siglo.

Al estudiar a los abejorros conservados en museos e instituciones del Reino Unido, científicos del Imperial College de Londres constataron que los insectos desarrollaban asimetrías a nivel de las alas cuando la meteorología los afecta.

Su estudio, que se interesó en los abejorros de cuatro especies conservadas desde 1900, muestra que la asimetría de sus alas —sinónimo de estrés durante su desarrollo— se ha acentuado en el curso del siglo XX.

Los investigadores también destacaron que los abejorros desarrollaban asimetrías más acusadas los años en los que las condiciones climáticas habían sido particularmente cálidas y húmedas.

“Nuestro objetivo es comprender mejor las respuestas (de los abejorros) a factores medioambientales específicos, para aprender del pasado y así predecir el futuro”, explicó a AFP Andrés Arce, coautor del estudio.

“Prevemos que las condiciones más cálidas y más húmedas van a poner a los abejorros bajo presión, y el hecho de que esas condiciones sean cada vez más frecuentes con el cambio climático significa que los abejorros pueden conocer tiempos difíciles en el siglo XXI”, advirtió Richard Gill, coautor del estudio del Imperial College.

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