Prepararse

para el futuro

La encuesta preguntó cuáles son las acciones con las que las personas se preparan para su propia vejez. Frente a la posibilidad de mencionar más de una opción, entre las más mencionadas están realizar controles periódicos de salud (34%), llevar una alimentación saludable (33%) y cotizar para la jubilación (32%). Luego viene realizar actividad física (25%), depositar en ahorros voluntarios (14%), desarrollar redes de amistades (12%) y modificar malos hábitos (10%). La opción “ninguna acción en especial” alcanza el 22%. Respecto a esto último, Daniela Thumala dice que “una hipótesis es que si tienes una visión tan negativa de envejecer, entonces no ves razón para prepararte. Hay un mecanismo de negación también, el no querer ver esa realidad”.

Felicidad no es un concepto que los chilenos relacionen al envejecimiento. Apenas el 2% de las personas piensa en esta emoción al preguntarles con qué sentimientos asocian la imagen de su propia vejez; en cambio, la mitad (47%) relaciona esta etapa de la vida sobre todo con sentimientos de miedo (28%) o tristeza (19%), no sentir nada (28%) y casi un cuarto (23%) lo asocia con tranquilidad.

Estas cifras forman parte de los resultados de la VI Encuesta Nacional sobre Inclusión y Exclusión Social de las Personas Mayores, dada a conocer por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) y la U. de Chile, y que busca aportar una visión actualizada sobre la condición de vejez en el país, con el propósito de estimular la discusión pública sobre el tema y buscar formas de contribuir a la integración social plena de los adultos mayores.

“La percepción sobre el envejecimiento y la vejez sigue siendo predominantemente negativa”, dice Daniela Thumala, psicóloga e investigadora del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (Gero), de la U. de Chile, y una de las autoras de la encuesta.

“Aunque en los sectores más acomodados y con mejor educación hay una mirada menos pesimista, la percepción es transversal en la sociedad”, agrega la especialista, quien es miembro de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.

Por ejemplo, según la encuesta —aplicada en 2019 en un universo de 1.200 personas mayores de 18 años—, la mayoría considera que, a medida que se envejece, la satisfacción con la vida disminuye (64%); el 31% cree que se mantiene y apenas un 5% que aumenta.

Asimismo, aunque la evidencia muestra que más del 85% son autovalentes (dato de la encuesta Casen), el 63% de los chilenos cree que las personas mayores de 60 años y más no son capaces de valerse por sí mismas.

“Claramente esto refleja la imagen negativa de la vejez que tenemos como sociedad. Esto se debe a diferentes factores, los que están relacionados con una serie de estereotipos a los que nos vemos expuestos desde la niñez, donde se nos suele mostrar a los adultos mayores como personas que requieren apoyo, cuidado, con fragilidad, entre otros”, comenta Felipe Herrera, de la Unidad de Estudio del Senama y uno de los autores de la encuesta.

De hecho, si bien un tercio (35%) de los encuestados dice que en su entorno la vejez y el envejecimiento se abordan como un proceso natural, un porcentaje similar (34%) dice que se evita hablar del tema, un cuarto (24%) que se expresan opiniones negativas y apenas el 7% escucha comentarios positivos.

Participativos

¿Qué explica esta mirada negativa? “Lo principal es el desconocimiento”, plantea Homero Gac, geriatra de la U. Católica. “A alumnos de Medicina de 4º año les he preguntado qué porcentaje de los adultos mayores están postrados y responden 20% o 30%, cuando la realidad es menor al 5%. En la población general la desinformación es mayor”.

A juicio de Thumala, “como en la vejez se produce un deterioro físico que es natural, se asume que a nivel psicológico está igual de frágil, por ejemplo”.

Una “invisibilización” de este grupo etario es lo que advierte Eduardo Toro, director ejecutivo de la Fundación Conecta Mayor UC. “Se pone poca atención a esta realidad que vive el 20% de la población y que va en aumento”.

A eso se une “la discriminación y los prejuicios hacia la vejez, que contribuyen a aumentar la exclusión y la sensación de soledad que viven estas personas”, agrega.

Cambiar esta mirada es posible, reconocen los entrevistados. “Algo que ayuda es el contacto e interacción con las personas mayores”, dice Thumala. “En las encuestas previas se vio que quienes convivían con adultos mayores tenían una visión menos pesimista”.

También se debe promover la participación de este grupo de la población en diversas actividades sociales, “generando mayores oportunidades de inclusión, donde puedan compartir todas las edades de nuestra sociedad”, sugiere Herrera.

Después de la jubilación, “a las personas les quedan al menos 20 años por vivir; esto tiene que obligar a la sociedad a cambiar conductas y sacar provecho de este grupo”, dice Toro. Sobre todo considerando que según la encuesta, tres cuartos (76%) cree que el país no se prepara nada o casi nada para enfrentar el envejecimiento poblacional.

En tanto, el 70% estima que no se aprovechan los aportes de las personas mayores.

“Actualmente las personas mayores son el grupo de la población que más participa en organizaciones sociales, superando incluso a los jóvenes. Esta realidad es la que debemos masificar para poder generar un cambio respecto de la visión que hemos generado en torno a la vejez”, precisa Herrera.

Toro plantea la importancia que desde la sociedad civil se incluya y destaque a este grupo de la población, y cita como ejemplo la iniciativa “Cien Líderes Mayores”, que busca destacar el ejemplo de adultos que aportan y participan activamente de la sociedad.

Asimismo, considera relevante promover la inclusión digital de este grupo, “algo que la pandemia aceleró” y mostró la importancia que significó para los mayores el estar conectados en línea.

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El reciclaje de desechos electrónicos debe acelerarse urgentemente porque la extracción de metales preciosos de la Tierra para fabricar nuevos dispositivos es insostenible, dijeron ayer científicos de la Royal Society of Chemistry (RSC, por sus siglas en inglés) de Reino Unido.

Un estudio internacional publicado recientemente estimó que la montaña mundial de productos electrónicos desechados, solo en 2021, pesaba 57 millones de toneladas. La sociedad científica británica dijo que, en este contexto, se debe hacer un esfuerzo global para reciclar esos desechos, en lugar de solo explotar la Tierra. Sus expertos advirtieron que la cantidad de desechos electrónicos está creciendo alrededor de dos millones de toneladas por año, pero menos del 20% se recicla.

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El nuevo Presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, firmó ayer sus primeros decretos, entre los cuales uno que elimina el uso obligatorio de la mascarilla en la pandemia del covid-19.

Además se eliminó la obligatoriedad de la vacunación contra la enfermedad tanto en niños como en adultos, y también la orden de despedir a los funcionarios públicos que se nieguen a recibir la vacuna. “Solo los funcionarios y trabajadores de primera línea de salud estarán obligados a usar mascarilla y a vacunarse”, dijo el mandatario, quien aclaró que si la pandemia se intensifica, el Gobierno reinstalará medidas restrictivas u ordenará nuevas. El uso de la mascarilla era la única medida preventiva obligatoria que quedaba vigente en Costa Rica.

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Millones de habitantes de Pekín hicieron fila ayer para someterse a una nueva ronda de pruebas de covid-19, lo que se está convirtiendo en una rutina diaria mientras la capital china intenta contener un brote persistente y evitar un cierre prolongado.

El centro comercial de Shanghái, que la semana pasada realizó 63 millones de pruebas de PCR y 126 millones de pruebas rápidas de antígenos, también continuará con las pruebas diarias en los próximos días, dijeron las autoridades. Las pruebas periódicas se convertirán en una característica de la vida cotidiana en muchas ciudades de China, ya que las autoridades esperan que puedan ayudar a detectar y aislar las infecciones con la suficiente antelación para evitar cierres masivos y más restricciones.

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Pequeños aviones eléctricos piloteados por la inteligencia artificial se cruzan por encima de las ciudades para llevar a sus pasajeros de un “vertiport” (aeropuerto vertical) a otro: es el escenario que Silicon Valley promete de aquí a diez años.

“Vamos a ver aparecer esta red de taxis aéreos eléctricos. El paisaje va a cambiar mucho”, dice Marc Piette, fundador de Xwing, empresa de tecnologías autónomas para la aviación.

Varias compañías californianas preparan activamente este futuro de la movilidad, que esperan pueda ser un remedio al tráfico y la contaminación.

En un hangar de Concord, en la bahía de San Francisco, Xwing se concentra en el factor más sorprendente de la ecuación: que cualquier avión o aeroplano despegue y aterrice en forma vertical y que con motor a gasolina o eléctrico, pueda rodar, despegar, volar y aterrizar por su cuenta.

En febrero, un VTOL eléctrico (eVTOL, que significa vehículo de aterrizaje y despegue vertical) se estrelló durante un vuelo manejado a distancia. "Es malo para toda la industria cuando hay un accidente (...) Pero para eso son las pruebas", dice Louise Bristow, vicepresidenta de Archer, otra empresa.

Los eVTOL de Archer y Joby parecen helicópteros, pero con un ala y varias hélices. Esperan lanzar los primeros servicios de taxis aéreos de aquí a finales de 2024, con pilotos. Wisk Aero, compañía de Boeing y Larry Page (cofundador de Google) trabajan en uno autónomo.

Archer recibió un pedido anticipado de United Airlines por 200 vehículos y se plantea comenzar en Los Ángeles y Miami.

"Construimos un Uber del cielo", declaró Bristow.

Estima en diez años el tiempo necesario "para que haya suficientes aparatos en servicio, que la gente se acostumbre a desplazarse de esta forma, y que se sienta la diferencia" en las ciudades.

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Nicolás Luco

Cuando el ministro de Ciencias, Flavio Salazar, entró a la última sesión de la Comisión Desafíos del Futuro del Senado (https://cutt.ly/dGBgeVQ), se sintió en su casa. Llevaba años participando como vicerrector de Investigación en la U. de Chile.

Da gusto tener otro ministro que sale del laboratorio. Andrés Couve, el anterior, era neurobiólogo en la U. de Chile y el actual es inmunólogo, especializado en cáncer.

Llegó con la subsecretaria, Carolina Gainza, fuerte impulsora de la investigación en ciencias sociales, artes y humanidades. La conocí en 2017, reporteando manifestaciones pro más plata para la ciencia.

Ministro y subsecretaria llegaban recién desde regiones, cargaban sobre sí las demandas. Una, subir el presupuesto de ciencias. Por supuesto, dijo el ministro, pero lo crucial es el enfoque. Y desplegó la misión y la visión, en construcción.

Hay que articular la generación de conocimiento para producir un nuevo modelo de desarrollo sustentable. Que cada logro considere el impacto social y ambiental.

La visión es formar un ecosistema con universidades, comunidades de investigación… para alcanzar una “soberanía nacional” de capacidades científicas. Abriendo la ventana a los conocimientos de las comunidades desde los territorios. Considerando el impacto en las comunidades y las personas.

El ministro mencionó áreas: hidrógeno verde, producción de vacunas, lo aeroespacial, el medio ambiente, el agua. Y la creación de un Centro de estudios aplicados en artes, humanidades y ciencias sociales.

Al permitir, dijo, la participación privada en áreas como el hidrógeno verde o la producción de vacunas, aumenta el porcentaje del PIB invertido en ciencia y tecnología.

Proyectó los trabajos en marcha. Venía de recibir peticiones de proyectos a punto de cerrar. Sugirió proyectos interministeriales y de cooperación internacional y con la industria, para ampliar la torta de inversión en ciencia.

“El sistema de financiamiento individual y la concursabilidad no alcanzan”, dijo. Propuso que grandes proyectos aportarán el grueso del financiamiento.

No lograremos todo, pero hay que empezar, reiteraba. “No podemos tomar decisiones que vayan en contra de un ambiente de ciencia y tecnología que converse con un nuevo modelo”, precisó.

Sustentabilidad, colaboración, igualdad de género, inclusión, equidad, diversidad, descentralización, transdisciplinariedad… los principios.

Y escuchar. La subsecretaria dijo “ver qué plantean las regiones”, para un cambio gradual. Pero no faltarán conflictos cuando haya que repartir la torta. Veremos.

El jueves, la revista Nature dedicó su editorial al conflicto constitucional que se dirime en Australia entre la autoridad política y la autoridad de investigación. La autoridad política australiana puede vetar el resultado de los concursos. Nature defiende el criterio científico.

Pero una autoridad que ronca para imponer difiere de otra que escucha y conversa. Igual, la torta espera cortes. Difícil.

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