Con el propósito de mantener la integridad del legado patrimonial del antipoeta Nicanor Parra, fallecido el 23 de enero de 2018, a los 103 años, el pleno del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) acordó ayer aprobar la declaración como Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico, de las casas de La Reina (ubicada en la calle Julia Bernstein) y de Las Cruces, y los bienes muebles de ambas viviendas. Junto con ello, los consejeros decidieron solicitar a Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, la dictación del decreto correspondiente, para que luego se publique en el Diario Oficial.

La solicitud de declaratoria fue presentada por la Fundación Nicanor Parra, que tiene como presidenta a la historiadora Carmen Fariña Vicuña y como vicepresidenta a una de las hijas del autor de “Poemas y antipoemas”, Colombina Parra. También integran el directorio de esta entidad el exministro José Antonio Viera-Gallo; el rector de la UDP, Carlos Peña; el arquitecto Mathias Klotz, el presbítero José Miguel Ibáñez Langlois —reconocido experto en su obra— y Francisca Parra, otra de las hijas del premio Cervantes.

“Se trata de elementos importantes para la historia y cultura de Chile y del mundo. Nicanor Parra estuvo consciente de la necesidad de realizar un inventario y proteger sus bienes, que incluyen más de siete mil piezas”, explica el subsecretario del Patrimonio y presidente del CMN, Emilio de la Cerda, y añade que dentro de este acervo “están todos sus cuadernos, decoración y los cuadros e instrumentos de su hermana Violeta Parra. Estamos ante una de las joyas de nuestro país”, cierra.

Laboratorio de la antipoesía

Para los bienes muebles —colecciones, objetos y biblioteca— se tomó como base el trabajo efectuado en la llamada “Operación Inventario”, que consideró el registro, a petición del propio antipoeta, de las piezas y objetos ubicados en ambas residencias, donde desarrolló parte importante de sus procesos creativos. El inventario fue realizado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, bajo el liderazgo de Emilio de la Cerda, entonces director de la Escuela de Arquitectura del plantel.

La vicepresidenta, Colombina Parra, quien asistió como invitada a la sesión del CMN, destacó que la obra de su padre se encuentra “en dos emplazamientos que eran sagrados para él” y respaldó la importancia de respetar y mantener su legado y que ambas viviendas se conserven y estén disponibles para Chile y el mundo.

José Miguel Ibáñez Langlois, autor de “Para leer a Parra, señala a “El Mercurio” que todo lo que se haga para destacarlo “me parece bien, y de manera muy especial la relevancia de ese verdadero laboratorio de la antipoesía, que fue primero la casa de La Reina y, después, la de Las Cruces”.

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Hablan porque cada viñeta de una historieta cuenta con el llamado “globo de parlamento”, un espacio que presenta la voz de los personajes y que la identifica respecto de otras formas literarias. Pero estos dibujos también hablan por sí mismos, como los dibujos que son.

“La viñeta es una expresión cultural plural que nos está contando cosas de la historia, de las costumbres y de aspectos de un tiempo. Al analizarlos podemos concluir que los dibujos nos hablan”, dice Jorge Montealegre, investigador del humor gráfico.

Montealegre es también uno de los creadores del encuentro “Dibujos que Hablan”, que hoy comienza una serie de actividades en su séptima edición. Reúne a dibujantes, especialistas e investigadores alrededor de la historieta, el cómic y la novela gráfica, junto con un público cada vez más abundante.

Apoyado por el Fondo del Libro, el encuentro anuncia la participación de destacados autores extranjeros en charlas y conversatorios con especialistas y pares chilenos como Isabel Molina, Paloma Domínguez o Claudio Aguilera. Abordarán la idea del cómic desde sus experiencias como autores y los contextos en que generan sus obras: Jorge Quien y Delius, desde Argentina; Laura Hernández Nieto, desde México, y Santiago García y Ana Penyas, desde España, tocarán temas diversos: la construcción de la historieta desde la palabra, la historieta mexicana, la expansión de los lápices, o la novela gráfica y memoria.

“Dibujos que Hablan” tendrá un formato mixto: hasta el martes 11 presentará actividades telemáticas a través de la plataforma DqH.cl y sus redes sociales, pero del 12 al 15 la cita se traslada cara a cara a la Biblioteca Nacional.

Nueva vida

Además, el programa anota talleres de historieta, fanzine y mediación de lectura de cómic con especialistas, con algunos de estos mismos invitados internacionales. Todas las actividades son gratuitas y para aquellas presenciales y talleres se requiere inscripción en la misma plataforma web.

Un acápite ciento por ciento gráfico del encuentro será la exposición “Grandes libros para pequeños lectores”, con una serie de portadas de la colección infantil “Cuncuna”, de Quimantú, que fue creada y dirigida por Arturo Navarro desde 1970. Se exhibe hasta marzo en la misma Biblioteca Nacional, en el marco de los 50 años de la editorial. Las portadas fueron ilustradas por autores chilenos de entonces: Nato, Hervi, Guidú, Marta Carrasco, Jalid Daccaret, Guillermo Tejeda, lo que subraya un gesto de rescate patrimonial.

“‘Cuncuna' fue una gesta colectiva que permaneció en el tiempo. Muchos ilustradores eran de la casa, tal como los compañeros del taller que me aconsejaron sobre el tipo de letra y tamaño, grosor del papel y el formato apaisado de los libros”, recuerda Navarro sobre la colección que será reeditada este año por la Editorial Usach.

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Esta versión de la Beca Arte CCU es histórica. Aunque en entregas pasadas Alejandra Prieto (2011) y Catalina Bauer (2017) obtuvieron primeros lugares, nunca —como ahora— habían quedado en manos de mujeres los tres premios de la convocatoria.

María Gabler (1989), Rosario Montero (1978) y Carolina Muñoz (1985) —con el primer, segundo y tercer lugar, respectivamente— son las ganadoras de 2021, y recibirán sus premios hoy. La ceremonia de esta sexta versión se realizará en la explanada de la Sala de Arte CCU.

El primer premio consiste en una residencia artística en el International Studio & Curatorial Program (ISCP) de Nueva York. Comenzará en abril y se extenderá por cuatro meses. Después, Gabler —quien ya había ganado el tercer lugar de la beca en 2015— expondrá en la Proxyco Gallery las obras que confeccione durante la residencia. Y en diciembre de este año la beca terminará con una exhibición en la Sala de Arte CCU.

“Para la residencia, mi propuesta es trabajar en torno a las posibilidades de mi trabajo en el espacio público. Mi obra está centrada en relacionarse de manera crítica con el lugar en donde es exhibida (museos, galerías, espacios culturales), pero llevo tiempo interesada en desarrollar obras que traspasen ese límite. Me parece que una residencia es una perfecta oportunidad para tener ese espacio de experimentación”, comenta Gabler. La licenciada en Artes Visuales de U. Católica y magíster en Artes de la U. de Chile inauguró ayer una muestra en la Galería Gabriela Mistral.

La premiación de la Beca CCU será encabezada por Marisol Bravo, gerenta de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad, quien apunta: “Estamos convencidos de que el apoyo a la cultura y el arte es fundamental para el desarrollo sustentable de una sociedad diversa, reflexiva y con identidad clara”.

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