La japonesa Kizuna Ai usa shorts blancos, una polera con un lazo negro y un grande y característico moño rosado en el pelo. Acumula 2,98 millones de suscriptores en una de sus cuentas de YouTube, se asoció con Valentino para la colección de primavera verano 2021 de la marca, tiene conciertos en vivo a través de distintas plataformas, y no es una persona real. Es una animación.

Todo comenzó en 2016 cuando la compañía de producción digital Activ8 Inc. subió el primer video de Kizuna a YouTube y acuñó el término VTuber. Hoy quienes siguieron sus pasos son populares creadores de contenido que se ven como animaciones en 2D o 3D. Algunos son completamente digitales, entrenados con distintos algoritmos de inteligencia artificial y creados por compañías con equipos de producción detrás, como Kizuna. Otros son avatares controlados por personas reales. La mayoría son figuras de animé femeninas.

En la pandemia, esta tendencia aceleró su boom y llegó a América Latina. Nimu Spacecat, VTuber argentina (quien prefiere mantener su anonimato), es la más seguida en la región y tiene 1,1 millones de seguidores en Twitch y 1,4 millones de seguidores en TikTok.

“Empecé en febrero de 2020 por las ganas de crear contenido desde el anonimato. Vi una chica con un avatar de animé, la gente la seguía y pensé que sería la manera perfecta de crear contenido”, dice en entrevista con “El Mercurio”.

El contenido que publica no es distinto al que se puede encontrar en el canal de YouTube o Twitch de un creador sin avatar: reacciones a videos, conversaciones con otros, o streaming de videojuegos. Pero, dice la creadora, el tener un avatar le da muchas más posibilidades, como el tener expresiones muy graciosas.

Óscar Marcos, social media manager de la agencia de marketing digital Rompecabeza, explica que una de las razones por este boom, además del mayor consumo de contenido digital durante este período de encierro, es el auge que el animé ha tenido en este tiempo.

De hecho, la plataforma Netflix debutó en abril de este año a “N-ko”, la VTuber oficial de Netflix Animé y embajadora virtual de la empresa de entretenimiento.

Este tipo de contenido, dice Marcos, “es lo más cercano a hacer realidad una serie de animé y poder interactuar con sus personajes, verlos jugar tus mismos videojuegos y hasta pagarles para que digan tu nombre”.

Y agrega: “El otro atractivo es que son personajes idóneos, sin imperfecciones, y además son transmediáticos, es decir, cuando empiezan se crean Twitter, TikTok, YouTube, Twitch, Discord y las cuentas de los más famosos fácilmente superan los 100.000 seguidores, por lo que tienen una masificación enorme”.

“En todas estas plataformas estos personajes son súper activos, interactúan como cualquier persona real y tienen su propia personalidad. De hecho, hay una Wikipedia de VTubers en las que se puede encontrar una descripción de la personalidad de cada uno”, acota.

Lunaria Ayaren es el nombre de fantasía de una VStreamer chilena, terminó que surgió con el auge del streaming en plataformas como Twitch. En la vida “real”, estudió animación digital y hace sus propios diseños en 3D. Según explica, la personalidad de cada avatar es muy importante. “Eso hace que las personas enganchen a largo plazo”, asegura

En su caso, cuenta, la imagen y la forma de ser de su personaje son similares a las de ella. “Usa las cosas que yo usaría. A veces invento partes de su historia en streams,pero ahora mi personaje soy yo, con unas tazas de café y más energía”.