El área dramática de Mega sigue buscando diversificar sus contenidos. Por lo mismo, ya definió que la teleserie que reemplazará en pantalla a “Demente”, el thriller policial escrito por Pablo Illanes que actualmente está al aire, será una historia más lúdica con la que, además, el equipo dirigido por María Eugenia Rencoret volverá a recorrer regiones.

“Amar profundo” es el nombre de la historia escrita por el equipo que lidera Johnathan Cuchacovich y que se grabará en Cocholgüe, una caleta ubicada en la ciudad de Tomé, en la Región del Biobío. La protagonizarán María Gracia Omegna y Nicolás Oyarzún, quienes se consolidan como pareja tras “Edificio Corona”, y ahora interpretan a Tamara Contreras, una aguerrida madre soltera que vuelve a la caleta para hacerse cargo del negocio de pesca artesanal de su padre, y de su archirival, Fabián Bravo.

Tamara no solo tendrá que asumir el negocio, sino también las millonarias deudas que le heredó su padre, lo que hace con la ayuda de su mamá y sus hermanas. Así este grupo de mujeres intenta hacerse respetar en una caleta y un trabajo donde predomina el machismo.

El productor ejecutivo, Patricio López, señala que “‘Amor profundo' se hará cargo de mostrar la igualdad laboral que debe existir entre hombres y mujeres en un trabajo masculino. También abordará el cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad, y la fortaleza y habilidad de un grupo de aguerridas mujeres por mantenerse a flote”.

Sobre la necesidad de entregarle a la audiencia un producto diferente tras el thriller policial “Demente”, la directora del Área Dramática, María Eugenia Rencoret, señala: “Después de ‘Demente', una teleserie de suspenso que ha tenido en vilo a muchos chilenos, es necesario una historia más lúdica, romántica y con temáticas actuales. Además, se mostrarán preciosos paisajes de nuestro país”.

Las grabaciones de “Amar profundo” se iniciarán mañana, con un elenco renovado y bastante joven, en el que destacan actores como Magdalena Müller, Paula Luchsinger, Pedro Campos y Fernando Godoy, entre otros. A ellos se suman dos nuevas contrataciones de la señal: Josefina Montané y Elisa Zulueta.

El nuevo disco de Palito Ortega comenzó a gestarse hace 40 años. En agosto de 1981 el cantautor argentino ofició también como productor de eventos y contrató a Frank Sinatra para que hiciera por primera vez una presentación en Buenos Aire. Por esos días, Ortega compartió ampliamente con Sinatra y Don Costa, destacado músico, quien realizaba los arreglos para el crooner.

Fue Costa quien se encargó de hacer una versión instrumental de “Sabor a nada”, de Ortega, para que la banda de Sinatra la tocará al inicio de todos sus conciertos para conectar con el público argentino. La versión les gusto tanto, que Costa incentivó a Ortega a que viajará a Estados Unidos para grabar un álbum con canciones en ese mismo estilo.

Incluso, Costa lo motivó para que le propusiera a Sinatra grabar una versión de “Sabor a nada”. “Cuando después de los shows nos quedábamos en la suite de Sinatra, tomando unas copas y charlando, Costa me decía: ‘Ahora es la oportunidad. Te la va a grabar, conozco sus gustos'. A mí me parecía medio inoportuno. Haberlo contratado para tocar no me daba derecho a ofrecerle la canción”, recuerda Ortega en conversación con “El Mercurio”.

Finalmente no se atrevió nunca a ofrecerle el tema y tampoco viajó a grabar el disco a Estados Unidos porque las fechas coincidieron con otros compromisos laborales que tenía entonces en Europa.

Aún así, la idea le quedó dando vueltas en la cabeza y cuatro décadas después la materializó con el lanzamiento de “Te llevo bajo mi piel”, álbum de versiones de swing que estrenó hace unas semanas y que cierra una trilogía que también forman “Rock & Roll” (2017) y “Románticos 60's” (2018). “Quise hacer todas esas melodía tradicionales que alguna vez le escuché tararear a mi madre o de algunas de esas viejas películas que aún están dando vueltas por ahí que son de los años 50 o comienzos de los 60”, explica el autor de “Despeinada”.

El álbum incluye versiones en español de canciones como “Cheek to cheek”, “Let me Try Again” y “Something Stupid”, la que canta junto a su hija, Rosario, quien ha trabajado como corista para Charly García. Aunque la voz de Ortega, no es precisamente como la de la mayoría de los cantantes que reversiona en el disco, el argentino sale airoso del desafío. “Una de mis grandes ventajas es no haber fumado nunca. Mis colegas que han fumado, ya sean Sandro o Cacho Castaña, han padecido el hecho de haber fumado mucho y está claro que produce un daño sobre todo para quien vive de su voz”, señala.

Las conversaciones con Ortega son así. A las anécdotas con Sinatra, Charly, Sandro o Castaña, se suman nombres como los de Rocío Durcal, Marisol o Domenico Modugno. Y es que a sus 80 años, tiene un recorrido equiparable a pocos artistas latinoamericanos vivos y una energía que lo sigue llevando a nuevos proyectos.

“No concibo el hecho de decir ‘ya está' y dejarlo todo. Uno se siente más vivo si está activo. Ya no hago giras como antes, que no paraba. Pasaba por mi casa, cambiaba la ropa de la maleta y volvía a salir disparado para otro lado. En un momento uno se sosiega un poco, pero lo que no puedo dejar de hacer es seguir escribiendo, me gusta pintar también. Soy de hacer cosas, no de quedarme mirando. Me gusta ser activo, andar, estar con mis amigos, tocar la guitarra”, dice.

El cantante admite que antes de la pandemia preparaba una gira para despedir en Latinoamérica su actividad en vivo. “Había varios empresarios entusiasmados con programarnos, pero la situación que atravesamos es delicada y hay que respetar las normas. Los aforos limitados no cubren los gastos para montar un espectáculo de este tipo, así que habrá que esperar a que pase esto y retomar la idea”.

Por mientras, y después de eso, asegura que seguirá trabajando en la música. Actualmente, abre una vez a la semana su estudio casero para recibir a artistas que no pueden pagar uno profesional. “Soy partidario de darle un espacio a la gente joven. Cuando veo que hay talento, trato de dar una mano”, sostiene.

Veintitrés años atrás, Matt Damon y Ben Aflleck —de entonces 27 y 25 años, respectivamente— tuvieron que ganar un Oscar a Mejor Guion Original, por “En busca del destino”, para dejar de ser actores semidesconocidos y convertirse en verdaderas estrellas de cine. Su triunfo en la película de Gus Van Sant les dio notoriedad internacional y les abrió las puertas para prolíficas carreras en Hollywood. Sin embargo, aquella había sido la última colaboración de ambos como guionistas. Hasta ahora.

Damon y Affleck regresarán como equipo de guionistas en “El último duelo”, un drama histórico programado para debutar en Chile el próximo 14 de octubre. Adaptación del libro de Eric Jager y basado en hechos reales, el filme relata el último duelo oficialmente autorizado en la historia de Francia. Ocurrió en el siglo XIV, cuando la esposa de un noble, Marguerite de Thibouville (Jodie Comer, de la serie “Killing Eve” y actualmente en cartelera con “Free Guy: Tomando el control”) acusa de violación a Jacques Le Gris (Adam Driver), mejor amigo de su esposo Jean de Carrouges (Damon), gatillando una serie de sucesos que serían recordados por generaciones.

Tal como sucedió en “En busca del destino”, mientras Damon interpreta un rol protagónico, Affleck asume un rol secundario, en este caso el conde Pierre d'Alençon. El filme es dirigido por Ridley Scott y debutará fuera de competencia en la próxima edición del Festival de Cine de Venecia.

En todo caso, esta vez Damon y Affleck se unieron con la cineasta Nicole Holofcener (“Una segunda oportunidad”). Damon ha dicho: “Esta es una historia sobre perspectivas. Hay dos caballeros medievales y está lady Marguerite, así que Ben y yo escribimos la perspectiva masculina y Nicole la femenina. Esa es la arquitectura de la película”.

Los actores han continuado trayectorias separadas como guionistas. Damon escribió cintas como “Tierra prometida” (2012) y la independiente “Gerry” (2002). Affleck, en tanto, además de emprender una alabada carrera como director de películas como la ganadora del Oscar “Argo”, también ha escrito algunas de sus películas como “Desapareció una noche” (2007) y “Atracción peligrosa” (2010).