A pesar de poseer una enorme boca y medir unos 11 metros, el tiburón peregrino es inofensivo ya que se alimenta de plancton. Es el segundo tiburón más grande del mundo y es un residente de las aguas nacionales que es posible de observar especialmente frente a Chiloé durante el verano.

Se trata de una de las más sorprendentes especies de peces cartilaginosos en aguas chilenas (hay más de cincuenta), gran parte de las cuales recoge la guía gratuita “Tiburones, rayas y quimeras del sur de Chile”, elaborada por investigadores de las universidades de Chile y Austral, y la Fundación Oceanósfera, con base en Valdivia, para que la gente las conozca mejor. La publicación debuta hoy y se puede descargar desde www.oceanosfera.cl/recursos-1.

“La idea es que con las ilustraciones y la información de los tamaños se pueda discriminar entre las especies”, destaca el zoólogo del laboratorio de vertebrados de la U. de Chile Ignacio Contreras, quien es autor principal de la publicación.

Algunas apenas se conocen. “Uno de los íconos en la guía es una cámara fotográfica con una cruz encima. Eso significa que no se dispone de fotografías de la especie en su hábitat natural, sino que provienen de capturas pesqueras o colecciones científicas de ejemplares”. Esto —añade— es porque algunas especies viven a mucha profundidad y salen durante la pesca de arrastre o también puede que se trate de especies que viven mar afuera.

“Un ejemplo es el marrajo, que se pesca bastante pero no hay imágenes que lo muestren libremente nadando, al menos en aguas chilenas. En cambio es súper común ver al tiburón pintarroja en los bosques de algas”, destaca.

En general, de las especies que más se sabe son de aquellas que tienen una distribución amplia y se han estudiado no solo en Chile, o las que tienen importancia comercial como la raya volantín, que además sería endémica.

Los tiburones son depredadores tope en las redes tróficas (ciclo alimentario) y controlan la población de las especies que están más abajo, como los lobos marinos o peces.

Aunque el tiburón ballena, el más grande del mundo, no es propio de Chile, hay un registro en 1958 de un avistamiento durante un episodio de El Niño frente a Iquique.

La más grande raya del país, y una de las mayores del mundo, es la raya espinosa. También tiene un tamaño semejante a la raya águila, pero sus dimensiones reales representan un problema para los investigadores porque solo poseen mediciones entre la punta de cabeza y el comienzo de la cola. Esta se estima que es muy delgada y larga, pero las que han podido estudiar la tienen cortada porque solo la conocen en el marco de capturas pesqueras.

Los peces cartilaginosos se caracterizan porque tienen un esqueleto de cartílagos, no de hueso. Pero además se clasifican en tiburones, rayas y quimeras. La clave es la hendidura branquial, esas especies de tajos que pueden verse en los costados de los tiburones. Las quimeras solo tienen una hendidura branquial lateral, mientras que los tiburones y rayas tienen entre cinco y siete. Además, tienen la mandíbula fusionada al cráneo. Las rayas, en tanto, tienen las hendiduras branquiales en el vientre, mientras que tiburones y quimeras las tienen en los costados.

Todos los peces cartilaginosos son carnívoros. Algunos se alimentan de peces, jaibas y camarones y los más grandes, como el tiburón blanco, de mamíferos marinos. Esta es también la especie que está más asociada con interacciones fatales frente a humanos, pero en realidad cualquier tiburón de más de tres metros es de cuidado. Si hay agua turbia o loberías cerca, el especialista recomienda que lo mejor es no entrar al agua. Pero la mayoría de las mordidas no son por depredación, sino exploratorias: “Va el tiburón y te pega o te muerde levemente para saber qué eres y a veces no vuelve”, dice Contreras.

El tollo por mucho tiempo fue el tiburón más común de Chile. “En un momento se pescó mucho tollo común, pero ahora se ve poco y hoy está en la categoría de peligro crítico. De hecho, cuando uno va a la feria lo que venden como tollo es en realidad pejegallo, cuyo filete y sabor es muy parecido”, revela.

Las fotografías que toma un astronauta cuando está en el espacio con una cámara digital comercial pueden llegar a ser hasta 300 veces más potentes y, por lo tanto, también más útiles para un uso científico, que las que obtienen los sofisticados dispositivos de algunos satélites.

Un grupo de investigadores de las universidades Complutense de Madrid, de Santiago de Compostela, de Exeter (Reino Unido) y de Barcelona han diseñado un sistema de fotometría que permite convertir las fotos tomadas por los astronautas en imágenes científicas, y lo han hecho en el marco del “Proyecto Emissi@n”.

La investigación, en la que han participado también la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, demostró que las instantáneas que logran los cosmonautas pueden ser tan fiables como otras misiones por satélite.

Por ejemplo, al estudiar la contaminación lumínica, la información de color de las fotos de los astronautas es “única y clave” para entender y rastrear el impacto ambiental de las luces en la noche.

El calentamiento climático va a recrudecer las consecuencias de las erupciones volcánicas de gran magnitud, amplificando el enfriamiento temporal que sigue a este tipo de eventos. Así lo advierten investigadores de la U. de Cambridge y de la Agencia Meteorológica Británica.

En un estudio que será publicado en Nature Communications, se explica que las columnas de cenizas y de gases emitidos por las erupciones volcánicas se elevarán cada vez más alto en la atmósfera, y las materias volcánicas asociadas se propagarán más rápidamente por el planeta.

El efecto combinado de estos dos fenómenos bloqueará la llegada del sol a la superficie de la Tierra, lo que “ampliará considerablemente los efectos del enfriamiento temporal” que se producen tras una erupción, un aumento en torno al 15%.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió este jueves a China compartir informaciones de los primeros casos de covid-19 y tener “acceso a todos los datos”, “con el fin de abordar la ‘hipótesis de laboratorio'”, dijo la entidad en un comunicado, en el cual también llamó a despolitizar esta investigación.

A inicios de año, la OMS envió un equipo de expertos internacional a la ciudad de Wuhan, quienes, en una primera fase de investigación, concluyeron que el virus probablemente había pasado de los murciélagos a los humanos a través de un animal intermediario.

Entonces también se establecieron cuatro hipótesis sobre el origen de la pandemia y la fuga de un laboratorio se consideró “extremadamente improbable”, pero después de leer el informe, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que las investigaciones dentro de los laboratorios de Wuhan no habían sido suficientemente profundas.

Las vacunas disponibles contra el coronavirus causante de la pandemia no provocan infertilidad ni a mujeres ni a hombres, según muestran los estudios científicos y expertos, cuyas conclusiones contradicen afirmaciones viralizadas internacionalmente.

En España y Latinoamérica los mensajes que alertan de que estos fármacos causan infertilidad o de que existe la voluntad de esterilizar a los vacunados han sido difundidos por webs y asociaciones negacionistas. Sin embargo, los investigadores no han hallado ninguna relación entre las vacunas y la infertilidad en los estudios realizados hasta el momento, aunque creen necesario recopilar más información.

De todas formas, ni las vacunas de ARN mensajero (ARNm) —como son la de Pfizer y Moderna— ni las de vectores virales —como las de AstraZeneca y Janssen— contienen elementos que puedan actuar de esa forma en el organismo.

En el Reino Unido, la Asociación de Científicos Clínicos y Reproductivos, y la Sociedad Británica de Fertilidad han publicado una guía en la que se indica que “no hay absolutamente ninguna evidencia, ni ninguna razón teórica, de que alguna de las vacunas pueda afectar la fertilidad de mujeres u hombres”.

Por el contrario, un estudio elaborado por la U. de Miami, y divulgado en junio por la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), advierte que el covid-19 entraña más riesgos, puesto que “podría causar infertilidad masculina y disfunción sexual, pero las vacunas no”.

Los simios, al igual que las personas, suelen utilizar señales como tocarse o mirarse fijamente para iniciar y finalizar interacciones sociales con otros miembros de su especie.

En un artículo publicado en la revista iScience, los investigadores de la U. de Durham (Reino Unido), que realizaron un estudio, dicen que este comportamiento no se había visto hasta ahora fuera de la especie humana.

Tras analizar 1.242 interacciones en grupos de bonobos y chimpancés en zoológicos, descubrieron que los simios se miraban y se comunicaban entre sí con frecuencia para iniciar y finalizar interacciones. Los bonobos intercambiaban señales de entrada y miradas mutuas antes de jugar en el 90% de las veces y los chimpancés en el 69%.