Tras meses de intermitentes aperturas y muestras reprogramadas, el Centro Cultural La Moneda (CCLM) abre nuevamente sus puertas, luego del avance de Santiago a fase 3 en el plan “Paso a paso”. Esta reapertura llega marcada por una variedad importante de muestras y espacios, fuertemente ligados a nuestra cultura, la artesanía y el arte local.

Beatriz Bustos, directora del CCLM, explica que “estamos muy felices de abrir nuevamente, y sobre todo con la variedad de contenido que tenemos hoy en día”. Con un total de cinco exposiciones, el centro cultural espera “continuar entregando un contenido que dialogue entre sí, siguiendo con las líneas curatoriales del centro, como la interculturalidad, el medio ambiente y el patrimonio, entre otros”.

Adelanta que continuarán potenciando el espacio lector dedicado a los niños, agregando más libros, e “intentaremos sumar cada vez más actividades presenciales, como conciertos, actividades educativas y talleres presenciales, aparte de los talleres virtuales que hemos llevado a cabo durante todo este tiempo”. Si las condiciones lo permiten, “para el 2022 estamos pensando en reactivar las muestras internacionales, sin dejar de lado las curadurías relacionadas a nuestra identidad y pueblos originarios”.

Renovada tienda

Ubicada en el nivel -1 del centro cultural, la remodelada tienda de la Fundación Artesanías de Chile —entidad público-privada sin fines de lucro perteneciente a la red de fundaciones de la Presidencia de la República, que cuenta con una sucursal en el CCLM— es una de las novedades que trae consigo esta reapertura.

“Para la fundación, este espacio (en el CCLM) es el más emblemático y significativo, considerando que en él conviven distintas áreas artesanales vinculadas a nuestra misión”, explica Claudia Hurtado, directora ejecutiva de la fundación. Cerrado en septiembre de 2020 para ser remodelado, hoy el espacio de 350 m2 se muestra como un amplio almacén, que les da la bienvenida a los visitantes con una exposición de chemamüll —un conjunto de esculturas ceremoniales talladas en madera, propias del pueblo mapuche— del artesano Antonio Paillafil, quien expuso este mismo tipo de esculturas en la reconocida Expo Milán 2015.

Además de contar con un espacio dedicado a la exhibición de las piezas ganadoras del más reciente Sello Artesanía Indígena y un área pensada para exposiciones, las grandes vitrinas que completan el lugar almacenan reproducciones de cerámica de distintas culturas precolombinas, textiles aimaras, alfarería de distintos territorios como Pomaire y Quinchamalí, textilería de la zona central, cestería tejida con diversas fibras vegetales y piezas talladas en madera.

Por otro lado, este renovado lugar “ofrece al público la posibilidad de adentrarse en el mundo rural y artesanal del país realizando talleres gratuitos de distintos oficios”, explica Hurtado, los cuales cambiarán mes a mes. Estas sesiones de acercamiento a la artesanía, con aforo máximo de 10 personas por taller, se realizan de miércoles a domingo, a las 12:00 y 16:00 horas. Para participar de estos talleres, los interesados deben acudir al lugar y para aquellos que no puedan asistir se realizarán los mismos talleres de manera virtual, de miércoles a domingo, a las 12:00 horas, con previa inscripción en el Instagram @artesaniasdechile.

Enfoque local

La apertura de la tienda de artesanías coincide con dos muestras marcadas por el arte nacional y las tradiciones culturales propias de nuestro país, ubicadas en el nivel -3 del recinto. En primer lugar, curada por Justo Pastor Mellado, el CCLM presenta “Grabado: hecho en Chile”, una exposición en la Sala Andes que construye un relato en torno a diferentes exponentes y propuesta de grabado. A través de 203 obras de artistas de Santiago, Valparaíso, Concepción y Temuco, la muestra se arma a partir de tres ejes principales: los impresos de la Lira Popular, que incorporó las artes para difundir y democratizar la información; los talleres que organizó Eduardo Vilches en 1971 con niñas y niños de la población Víctor Domingo Silva y la obra de Carlos Hermosilla, en especial sus ilustraciones en libros.

Esta muestra se complementa con cinco talleres, titulados “Estudios abiertos”, destinados a dar a conocer las técnicas y rescatar las prácticas análogas que se pueden apreciar en la sala, como la xilografía, la alfarería y el modelado en yeso, entre otros. Estas sesiones se realizarán de martes a domingo, a las 10:30, 12:15 y 15:15 horas, con previa inscripción a través de la página web del CCLM y con un cupo máximo de 4 personas por bloque.

Además, en el hall central del centro cultural se encuentra “Meli Newen - Cuatro Fuerzas”, que reúne el trabajo de la iniciativa “Tejido de Fraternidad”, liderada por la Universidad Católica de Temuco, la Fundación Tierra del Encuentro y la Asociación “Newen Ngürekafe” (“Fuerza de Tejedora”). Esta instalación consta de cuatro cilindros de telares que cuelgan desde el cielo, compuestos con más de mil creaciones de 212 tejedoras pertenecientes a la cultura mapuche en su mayoría, quienes, mediante un proceso de creación a partir del witral, el trabajo con fibras naturales y teñidos de corte vegetal, dan origen a estos textiles.

De acuerdo con la condición sanitaria actual, el CCLM se puede visitar de martes a domingo, entre las 10:00 y las 18:30 horas, con previa inscripción en www.cclm.cl. Los mayores de 15 años deberán presentar su pase de movilidad al ingresar y aquellas personas que no cuenten con este podrán asistir solo los martes, entre 10:00 y 12:00 horas, y jueves, entre 16:00 y 18:30 horas. Toda la información sobre estas y otras muestras, como “El ancho mundo” (Sala Pacífico) y “Será el paraíso” (Galería de Patrimonio) se encuentra disponible en www.cclm.cl.

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“Jack Donoso, el personaje de la novela, es un oso panda. Pero técnicamente los pandas no son osos, no pertenecen a ese género. Tampoco son tan tiernos como se dice o se cree. Y eso aparece en esta historia. A Jack Donoso todos lo ven como un oso y lo encuentran tierno. A él le cuesta salir de ese molde”, dice Cristián Raveau (41), autor de “Jack Donoso”, flamante novela infantil que acaba de obtener el premio El Barco de Vapor.

Creado en 1978 en España, el premio promueve la creación de una literatura para niños y jóvenes que fomente el gusto por la lectura y de paso transmita valores humanos, sociales y culturales. Actualmente se entrega cada año en países como México, Brasil, Colombia, Perú y Chile.

Raveau se adjudicó la decimoquinta edición del premio, que en Chile entrega la Fundación SM y que también han obtenido autores como Sergio Gómez, Camila Valenzuela, Marcelo Guajardo y Roberto Fuentes, entre otros.

Guionista de dibujos animados y profesor de lenguaje en enseñanza media, durante el período más duro de la pandemia Cristián Raveau dejó su trabajo en el Colegio de La Salle, donde trabajó durante cinco años, para dedicarse al cuidado de sus hijos. Y a la escritura. “Si bien comencé con la historia en mis ratos libres en la sala de profesores, la novela se terminó en el encierro de la pandemia. Obtuve muchas ideas mirando lo que ocurría entre mis alumnos”, dice.

Jack Donoso trabaja como periodista de espectáculos en un diario. Un día, el editor nacional desaparece y el oso panda —que no es un oso ni es tierno— comienza a involucrarse con el misterio. Entonces deviene en la investigación de ese caso y comienza a aparecer involuntariamente su faceta detectivesca.

Pensamiento crítico

La novela reúne elementos de muchos géneros. Tiene aspectos de fantasía y de novela negra, pero además ocurre en una realidad distópica, en una sociedad que ha perdido el interés en la participación ciudadana y el poder recae solo en un grupo menor que controla cada aspecto de la vida de las personas.

“Es una historia que busca desarrollar el pensamiento crítico y fomentar la discusión entre los lectores. Llamar a la reflexión de los padres, los profesores y los alumnos”, explica Raveau. “Yo siempre les digo a mis alumnos que no importa cómo voten cuando les toque votar, pero que voten. La participación democrática es fundamental y no se está haciendo uso de ese derecho. Hace poco apareció una encuesta realizada a jóvenes de toda Latinoamérica. Más de la mitad decía que no le importaba si viviera en democracia o en dictadura si sus vidas funcionaran cómodamente”, agrega.

El premio El Barco de Vapor está dotado de $5 millones, junto con la publicación de la novela “Jack Donoso” para fin de año. “Como profesor, la colección El Barco de Vapor me ha ayudado a rejuvenecer el catálogo de libros para los alumnos. De niño, yo mismo leía estos libros”, cierra Raveau.

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