Después de mucho pensarlo, Valeria Díaz y Juan Parra, junto a sus tres hijos, iban a pasar las vacaciones de invierno de 2020 en Escandinavia. Pero la pandemia dijo otra cosa. En algún momento pensaron ir en las vacaciones de verano, pero fueron más realistas, en ese momento, y trasladaron el viaje para las vacaciones de invierno de 2021. Nuevamente la pandemia lo impidió.

Finalmente cambiaron los pasajes para Miami, para enero de 2022. “Me dijeron que no me podían devolver en dinero la diferencia a favor que teníamos por el cambio de destino, por lo que al final nos vamos a volver todos en business, algo que nunca habíamos hecho”, dice Valeria resignada. A estas alturas, agrega, lo que importa es lograr ir a algún lado.

Lo que hicieron Valeria y Juan fue adaptarse y ser flexibles, dos características que todos deberían tener ante nuevos planes.

A pesar de que la incertidumbre de la pandemia continúa, como volvió a quedar en claro ayer con la entrada nuevamente de la Región Metropolitana a cuarentena total, los especialistas aconsejan no dejar de hacer planes: ellos son parte de la mente humana y representan la esperanza en el futuro.

“Independientemente de la situación que está ocurriendo, siempre va a ser positivo tener un proyecto de vida porque da una motivación para seguir adelante, así como también esperanza”, dice Bernardo Barra, psiquiatra de la Clínica Universidad de los Andes.

En ese plan de futuro no solo entran los grandes proyectos, como el matrimonio por ejemplo, sino también las vacaciones y los viajes, entre otros. Por eso, agrega el especialista, aunque estemos en medio de la pandemia y no se vislumbre cuándo terminará, se debe seguir planificando aun cuando no se sepa si se logrará la meta.

“Nuestro modo de vida ha sido desafiado (por la crisis sanitaria) y el cambio parece ser ahora la nota más estable”, dice Solange Anuch, psicóloga de la Clínica Alemana. Algo que ha obligado a todos a adaptarse.

Motivación para seguir

Afortunadamente, el ser humano tiene herramientas para lograrlo, precisa la especialista. “Si bien fantasiosamente proyectamos cierta estabilidad y permanencia en la vida, la pandemia nos ha demostrado que las certezas reales son pocas”, asegura. Pero no todo está perdido. “La mente diseña un modelo que le da estructura a la vida, pero como es un modelo mental, este puede transformarse cuantas veces se necesite”, asegura Anuch.

Esa posibilidad de adaptación es clave porque el cerebro del ser humano también está hecho para planificar y anticiparse a las situaciones. “Ha sido un gran desafío el no poder hacerlo, porque una y otra vez se caen los planes. Pero también ha obligado a generar otros recursos para lidiar con esto”, dice Javiera Duarte, académica de la Facultad de Psicología de la U. Diego Portales e investigadora del Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (Midap).

Una de esas estrategias es pensar no solo en planes a largo plazo, sino también en los de corto plazo. “Sobre todo para las personas muy ansiosas, es recomendable planificar incluso lo que se va a hacer en el día”, dice la investigadora. Incluso cuando lo que se pueda realizar sea limitado, es importante hacerlo porque el planificar es una estrategia proactiva de manejo del estrés, ya que genera la sensación de control que necesita la mente (aunque sea ficticia).

De todas maneras, si bien la flexibilidad es fundamental, no todos tienen la misma tolerancia a mover los planes, por lo que es importante observar los propios límites.

“Tenemos hora en el registro el 11 de marzo del 2022, a las 12. ¡Cambio de mando, cambio de estado civil!”, dice entre risas Francisca Otero. El mes de su matrimonio con Cristóbal Galaz fue tema de un amplio debate para tratar de dar con la mejor chance de que sus padres y hermanos puedan acompañarlos. Mientras él decía que en marzo todo debiera estar más aplacado, ella temía que se repitiera el patrón de este año en la misma época, cuando la pandemia empezó a empeorar.

Paso a paso

Mientras que el plan a corto plazo es un matrimonio civil íntimo, el de largo plazo, que aún no planean, es la fiesta. De hecho, lo único que está en carpeta para el evento es el vestido. “Me tiene que servir para el civil y también para la fiesta, se pueda cuando se pueda”, dice Francisca.

Esa capacidad de adaptación a la situación actual es una forma de moderar las expectativas y hacer planes más realistas. “Lo que además permite ser resiliente si estos fallan”, dice Bernardo Barra. También hay que tener en cuenta, agrega, que hay personas que son tremendamente entusiastas y que están planificando constantemente, mientras que otras prefieren vivir el día a día. Los planes deben adaptarse a ello también.

Pero, asimismo, deben encajar en el nuevo contexto. “Es probable que la vida pospandemia sea muy diferente a la prepandemia, con prioridades distintas o incluso con otra manera de viajar”, dice el psiquiatra. Aun así, agrega, siempre se debe pensar que lo que viene será mejor.

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